Turismo Industrial

El Turismo Industrial es un tipo de turismo que implica visitas a empresas en activo y al patrimonio histórico industrial, ofreciendo a los visitantes una experiencia relacionada con los productos, procesos productivos, aplicaciones o la historia de la empresa y sus actividades.
El interés del turista por este tipo de actividad es debido a su atracción por la cultura, por aprender, por conocer el patrimonio económico de una zona, por su fascinación por las actividades industriales tradicionales que en algunas ciudades o puntos masificados están totalmente perdidas y olvidadas.

Sitio Histórico de Cerro Muriano

La red filoniana de Cerro Muriano, tanto por sus medidas longitud-profundidad como por sus altos tenores en cobre, ha de ser considerada como un caso excepcional en la Península Ibérica. Está constituida por más de 100 filones, siendo 17 los aflorantes y encajados en fracturas hercínicas tardías o en otras más antiguas que se reactivaron entonces.

El origen de la minería en Cerro Muriano hay que buscarlo en el III milenio a.C., durante el calcolítico, momento que adquiere una especial relevancia, pues es entonces cuando comienzan a formarse estructuras relativamente estables de liderazgo social que provocan la formación de las primeras sociedades con jerarquía entre sus miembros. Estos viejos sistemas de explotación en superficie han dejado en parte sus huellas, emergiendo a la superficie en forma de embudos, cortas, pozos, socavones en rampa o extensas escombreras donde se han recogido con frecuencia martillos de escotadura de diversa tipología, desde los más toscos de escotaduras laterales, a los más evolucionados. Pero no es hasta la época romana cuando los filones de cobre de Cerro Muriano comienzan a explotarse de forma intensa y sistemática, especialmente en la minería subterránea, como lo demuestran los pozos de San Rafael, Levante o Victoria donde se llega a bajar más de 150 metros de profundidad en busca de los
codiciados sulfuros.

Las fundiciones romanas del Cerro de la Coja o el filón cuprífero de Siete Cuevas son unos de los complejos de minería subterránea antigua más importantes que se conocen en la Península Ibérica.

El magnífico estado de conservación de la mina Siete Cuevas ha permitido su estudio y ha revelado un alto desarrollo de la ingeniería y tecnología minera que indican la existencia de una alta especialización en el trabajo y de una planificación previa.
Los sulfuros arsenicales de la Zona Minera de Cerro Muriano no vuelven a ser explotados hasta bien entrado el siglo XIX cuando la explotación de mineral se reduce a la recolección de escorias en superficie, «… dando esto ocasión á que se haya formado un pequeño centro de actividad industrial, donde no obstante la riqueza y abundancia de aquellas, están limitados los trabajos á reducida escala» (Vilanova J., 1872, 187-228).

Pero es a finales del XIX cuando las compañías de capital inglés adquieren en arrendamiento estos recursos mineros y se comienza a explotar de forma intensiva e industrial los filones de cobre. Fueron cuatro las compañías inglesas que se asentaron en Cerro Muriano, la cuarta La Córdoba Copper Company Ltd, que fue la última y más potente, establecida en 1908 se dedicó tanto a la extracción de mineral como a la fundición del mismo, en la conocida actualmente como «Fundiciones y lavaderos de la CCC Ltd».

Se trata de un complejo excepcional en la metalurgia del cobre no sólo en Andalucía sino en el resto del Estado, ya que muy pocos ejemplos de este tipo de plantas industriales inglesas han logrado sobrevivir hasta nuestros días, aunque sea en forma de restos.

Para la extracción del cobre se desaguó e inició la explotación de los yacimientos cupríferos de Cerro Muriano, llegando a profundizar el pozo maestro (San Rafael) hasta los 400 m, y poniendo en funcionamiento entre 1909 y 1919, una fundición para producir cobre blister, recibiendo para ello mineral de Huelva y de otros puntos. Dicha metalurgia del cobre debió ser por vía pirometalúrgica, el mineral ya recibía un primer tratamiento de selección que se llevaba a cabo a pie de pozo; una vez concluido, se transportaba hasta la planta de recepción y molienda donde, mediante tolvas de todo-uno, era tratado. Desde allí, el mineral era llevado en cintas transportadoras hasta la planta de clasificación y concentración donde se cribaba y separaba del estéril por medios manuales y mecánicos –mesas de gravimetría–. Una vez obtenido el concentrado de cobre otra cinta transportadora lo elevaba hasta la planta de fundición donde esperaba a ser introducido en los hornos de la compañía.

La zona de «Lavaderos y fundiciones» conectaba con la vía férrea minera de Córdoba-Bélmez. Este engranaje era posible gracias a la red de caminos que partían de muchos de los pozos, barrios mineros y oficinas y que conectaban con el eje principal; la carretera de Córdoba-Almadén y a su vez con la línea de tren (paralela) antes mencionada.
Testigos del intenso discurrir de mercancías de mineral son la casa paso a nivel, la casa pasaje de cabanillas y la estación de ferrocarril, coetáneos a esta época, de principios del siglo XX.

Resulta llamativa la necesidad de disponer de mano de obra junto a los pozos, dando así lugar a edificaciones de barrios de mineros, de los que quedan vestigios como el conocido «Barrio Norte», próximo a los pozos núm. 2, núm. 1 y núm. 3, o el «Barrio Casas para Obreros» también conocido como «Barracas y Chozas Muriano», al suroeste y cercano a los pozos de Santa Victoria y San Rafael.

Los problemas de falta de competitividad y de mano de obra provocaron la quiebra en 1918 y el cierre al año de la CCC Ltd. Después de esa fecha, en la Zona Minera de Cerro Muriano hay documentados trabajos de minería del cobre a muy reducida escala, como las labores de recuperación llevadas a cabo por la empresa vasca Minera de Cantos Blancos en el Cerro del Depósito, entre los años 1955 y 1961.

Este complejo industrial descrito fue desmantelado y abandonado y nada queda de la maquinaria. Fruto de este proceso la Zona minera de Cerro Muriano actualmente conserva todo un conjunto de restos interrelacionados, a través de los cuales es posible reconocer este valioso patrimonio que configura y se integra en el paisaje de sierra, y que está gravemente amenazado por las urbanizaciones y expansión de éstas.
El conjunto de bienes muebles vinculados a la Zona Minera de Cerro Muriano se encuentran distribuidos en varios museos: en el Museo del Cobre del término municipal de Obejo, en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, en el Nacional de Arqueología, en el Reina Sofía de Madrid y en el British Museum.

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